Las palabras y yo tenemos una relación complicada, poblada de opuestos que se atraen. Cuando decidí abrir este blog, un mero impulso en una tarde calurosa de Septiembre, se me vino a la cabeza un pequeño relato donde hablaba de mí misma, pero en tercera persona. En ese momento no le di ninguna explicación, sin embargo luego caí en cuenta (aunque quién sabe, quizás este no sea el motivo real. Es posible que mi otro yo haya elaborado este argumento a mis espaldas para engañarme)de que probablemente lo había imaginado así porque sería más sencillo hablar de mí como si hablara de otro, un otro a quien se le pueden atribuir pensamientos y acciones descritos con palabras (benditas, malditas)que podrían resultar incómodas si las aplicara a historias salidas de mis propios devenires.
De cualquier forma, habrá momentos de valentía, instantes en que habrá ideas que quieran hablar en primera persona. No será tan grave. Cuando esos momentos lleguen las palabras y yo haremos las paces. Aunque, quién sabe, puede que esos sean los días de las más grandes batallas.
J.M. Coetzee escribió una autobiografía en tres libros: "Infancia", "Juventud" y "Verano". Así se ganó el Nobel en Literatura. En el segundo libro, el autor emigra a Londres, desde Ciudad del Cabo, para convertirse en poeta. Aunque habla en tercera persona es evidente que está hablando de él y de uno y de todos. Es una de mis novelas favoritas. Besos,
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